¿Lo veremos pronto?
Bogotá no tiene Metro. Necesita urgentemente mejorar sus infraestructuras de transporte para no bloquear una ciudad de más de 10 millones de habitantes que además es la capital de un país de 48 millones de personas.
El proyecto del Metro fue aprobado en 2016 (el acuerdo para la construcción de la Primera Línea del Metro de Bogotá fue ratificado por el presidente Juan Manuel Santos y el alcalde Enrique Peñalosa el 17 de septiembre de 2016). Un tren elevado sobre una plataforma de concreto cuyas obras debían haber comenzado ya y que nuevamente se retrasará debido al Estado de Emergencia Sanitaria y las medidas de confinamiento.
Sin embargo, la crisis del Covid-19 lo cambia todo.
Aún no conocemos su alcance pero imagino que afectará gravemente a la economía de muchos países y también la de Colombia. Estamos en otro escenario. Cambiarán las prioridades de gasto e inversión. Será necesario recaudar más, subir los impuestos porque los ingresos se han derrumbado. El parón en la actividad, el precio de las materias primas y el petróleo y en consecuencia, las regalías, los ingresos por ventas, las exportaciones, el turismo, el transporte, etc. Al mismo tiempo, aumentará necesariamente el gasto social para la protección de los más vulnerables, el gasto en salud, hospitales, médicos, enfermeras, material sanitario. También tendrá que invertirse más en educación, telecomunicaciones para adaptarnos a una nueva realidad.
EL Sistema Integrado de Transporte Público (SITP)
Bogotá cuenta con un sistema de transporte público masivo insuficiente para atender a una ciudad de más de 10 millones de habitantes, con una extensión de más de 30 km de largo por 15 km de ancho. Dicho sistema de transporte se llama Transmilenio y cuenta con vías exclusivas y estaciones con andenes de acceso restringido para la circulación de autobuses articulados. También cuenta con autobuses más pequeños que enlazan con las grandes líneas del Transmilenio conformando el SITP de Bogotá.
A medida que se levanten las restricciones y los ciudadanos se dirijan a sus trabajos atendiendo a las medidas de distanciamiento social y seguridad que previsiblemente continuarán por varios meses más, la ciudad se colapsará. El Transmilenio tendrá que limitar el aforo en su sistema a un 30-40% de su capacidad lo cual incrementará el uso del transporte privado y la bicicleta. Sin embargo, la ciudad no da más de sí. Necesita con urgencia incrementar su red de transporte masivo. Hacerlo más cómodo, eficiente y funcional. Si ya lo necesitaba antes, ahora lo necesita más.
El Tren de la Sabana
Bogotá no tiene metro pero tiene un tren que cruza la ciudad pero que no es utilizado como medio de transporte urbano, sólo de pasajeros ocasionales, estudiantes y turistas. Ocupa un espacio importante en las arterias de circulación más estratégicas de la ciudad. Es sin duda, una infraestructura, infrautilizada, infravalorada y con una gran potencial como futuro medio de transporte masivo para la ciudad. Conecta las áreas residenciales del Norte de Bogotá y las ciudades dormitorio de Cajicá, Chía y Zipaquirá con las zonas más comerciales de Bogotá y el Sur Occidente de la ciudad.
El desarrollo de dicha infraestructura para acomodarla a las necesidades de transporte público de la ciudad debería ser una prioridad para cualquier equipo de gobierno.
La Alternativa del Tren o Metro Ligero
En mi opinión Bogotá no puede asumir hoy un mega-proyecto pero puede hacerse uno más modesto pero eficiente, como el metro ligero o trenes ligeros que pueden emplear parte de la infraestructura básica, con una inversión menor y un plazo de puesta en servicio más rápida. Algo que podamos disfrutar a corto plazo. Basta ver los servicios de metro ligero con que cuentan otras ciudades, a nivel de la calzada, con paradas equivalentes a las de los autobuses o similares a las del Transmilenio.
Muchas de estas grandes obras terminan en su fase de diseño o a mitad de su ejecución. En España tenemos algunos ejemplos de autopistas, puertos, aeropuertos infrautilizados o que nunca llegaron a finalizarse por falta de presupuesto, demanda, proporcionalidad y funcionalidad. Sí que sirvieron para llenar los bolsillos de algunos corruptos.
Desde hace décadas se habla del proyecto del Metro de Bogotá. Se debate cómo debe ser, se proyecta, se planifica pero no se ejecuta. El primer proyecto data de 1942…
Escuece a los bogotanos que la siempre emprendedora ciudad paisa de Medellín lo haya hecho antes y el metro sea hoy uno de los emblemas de la ciudad.
A los que venimos de Europa nos sorprende esta carencia de servicios de transporte público, especialmente en una ciudad tan grande que además es la capital de un país de más de 48 millones de habitantes. ¡Bogotá debe tener Metro ya! Sin embargo, no lo veremos pronto.